lunes, 19 de abril de 2010

Al final de todas las soledades.(Espontáneas o no)


El tiempo no existe para mi, supongo que por eso jamás podría perderte de vista, estás intacta como la primera vez,irrumpiendo cada espacio y convertiendo en música las bocinas de hora pico,
la lluvia en besos y las baldosas en un generoso andar.
Yo no estaba resfriada sino un poco enamorada
no lo supe sino hasta que alguien tuvo la genialidad de medir mi temperatura con un termometro:
-Lo que vos tenés es tristeza.-
-Ah, el termometro tambien medía eso?.-
Palermo era tu ciudad,yo solo caminaba por ahi.
Nunca debería haberme quedado.

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