domingo, 18 de abril de 2010

Al principio (antes de llegar a la media y espontánea soledad)

Cuando Palermo era una suerte de viaje anual
y las baldosas eran jovenes y fuertes.
Yo usaba botas y mis defensas deben haber sido mas altas.
Un dia de lluvia sali a disipar charcos a pisotones
(en ese tiempo mozo yo elegia libremente si mojarme o no)
Me resfrié.Era tan feliz con mi fiebre...
El telefono no paraba de sonar
y mi cama estaba llena de cartitas coloridas.
Recien a los 20 años supe que las enfermedades eran algo malo
fue entonces cuando dejé de pisar charcos adrede,
y ahora si alguno me sorprende no dejo de putear a las madres
de los propietarios de la vereda.
(Conclusión)
Que vida cabrona la de hacerse mayor.

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